La Cosmogonía y la Enéada Heliopolitana – Osiris, Isis, Seth y Neftis

Como acabamos de estudiar, en la teoría heliopolitana, Geb es la tierra de Egipto y junto a su esposa” Nut, dan vida a OSIRIS, ISIS, SETH Y NEFTIS, que nacen durante los días epagómenos, siendo unas de las divinidades más representativas de la Enéada.

No es mi intención profundizar en estas 4 divinidades ya que su mitología excede de los límites que nos hemos marcado en este trabajo, no obstante, vamos a esbozar algunas ideas básicas para centrarnos en el tema. Por la misma causa se omitirá el conflicto entre Horus y Seth.

La leyenda que protagonizan estos personajes no ha sido transmitida en fuentes egipcias más que en estado fragmentario, tan sólo algunos autores del mundo antiguo han tratado el tema esporádicamente pero desde luego ninguno de forma tan completa como Plutarco en su libro I, capitulo II, aunque con una visión ya muy tardía e influida por una mentalidad que difería mucho de la egipcia.

Imagen 13-1. Osiris. Tumba de Horemheb. XVIII Dinastía

Imagen 13-1. Osiris.
Tumba de Horemheb. XVIII Dinastía

En definitiva, estos dioses, dos pares de gemelos que se “casan” entre sí, constituyen el principio histórico y el orden político y, según algunos autores, podrían simbolizar las luchas entre el Alto y Bajo Egipto acaecidas en el Período Predinástico. No obstante, no será hasta finales del Período Tinita cuando Osiris empiece a cobrar importancia como dios, creciendo paulatinamente en las Dinastías IV y V, siendo entonces cuando aparece mencionado en los “Textos de las Pirámides” donde tiene un marcado carácter funerario. Su inclusión en la teología heliopolitana queda bien patente a través de §1813-1816 de estos mismos textos, donde se le sitúa sobre todos los dioses locales, quedando en segundo plano su aspecto de dios de la vegetación, que es su apariencia más antigua. De igual modo, lo encontramos en el “Gran Himno a Osiris” donde lleva el título de “El Más Viejo de Todos los Dioses”, epíteto que lo asciende en la jerarquía de la Enéada Heliopolitana. En relación a la ya mencionada función de vegetación/resurrección, es decir, como dios del grano y de los cereales (Nepri), está presente en el “Papiro Chester Beatty nº 1”, los “Textos de los Sarcófagos” y el “Libro de los Muertos”.

Osiris (imagen 13.1) es por excelencia el legitimador del reino de Egipto y junto a su hermana y esposa Isis representa todos los aspectos beneficiosos y el amor familiar. Osiris es una fuerza positiva que simboliza no sólo el grano sino también el Nilo, la tierra fértil (la tierra negra, llamada por los egipcios Kemet) y el renacimiento, mientras que Seth representa el desierto (la tierra roja, llamada Deshret) y la sequía. Por tanto Seth es una fuerza negativa, antagónica de Osiris, que pretende destruir al legitimo descendiente del trono de Geb. Si nos detenemos en analizar esta simbología comprenderemos la lógica de este concepto en un país en el que la arena de los desiertos, avanza hacia la tierra fértil en una continua amenaza. En el mito heliopolitano esto se polariza en Seth y Neftis, símbolos de lo estéril y carentes de descendencia. Claramente podemos hablar en esta última generación de dioses de la lucha entre el bien y el mal, presente de nuevo como concepto dual y necesarios ambos para el equilibrio y la existencia del mundo ordenado.

Osiris es el representante de la vida, de los poderes cósmicos y del orden civilizado, el predecesor directo del rey. Él sostendrá la creación en continuo enfrentamiento con lo que representa su hermano, que desea devolverla al caos primigenio. En cuanto a fuerza de vida, estará presente en todos los niveles: el cosmos, la naturaleza, el estado, la vida humana y la inmortalidad.

De origen muy oscuro y aún por determinar, aunque todos los indicios apuntan al Delta Oriental, sus centros de culto más antiguos los encontramos a lo largo de todo Egipto: Busiris, Abidos, Mendes y finalmente en Heliópolis.

En relación a la formación de este dios, se han barajado muchas y muy distintas teorías, entre las que destacaríamos:

a) Que sea una divinidad no-egipcia procedente de Libia o Asia (R. Well y Pirenne).

b) Un antiguo personaje destacado del Predinástico divinizado posteriormente (H. Kess y H. Junker).

c) Que su importancia pueda vislumbrarse en la Dinastía II, en base a dos aparentes pilares Dyed encontrados por Z. Saad en Helwan. No obstante sabemos que el pilar Dyed fue un préstamo que Osiris tomó de otros dioses como Sokar y Ptah.

d) Que su culto, procedente del Alto Egipto, pueda datarse con anterioridad a la Dinastía I (Griffiths).

e) Que en origen pudiera haber sido una divinidad demoníaca que pudiera constituir un peligro para el difunto mortificándose más tarde completamente su carácter negativo (Tobin).

 

Su iconografía, muy variada, tradicionalmente nos presenta la figura de un hombre con la piel pintada de verde, símbolo de resurrección, envuelto en un sudario con los cetros de poder en las manos y la corona Atef sobre la cabeza. De igual modo, podemos verle representado bajo formas tan sorprendentes como un pez.

Imagen 13-2. Isis.Tumba de Horemheb. XVIII Dinastía

Imagen 13-2. Isis.
Tumba de Horemheb. XVIII Dinastía

Su esposa Isis (imagen 13.2), cuyos indicios debemos buscar en Buto, en origen debió ser una diosa-madre y más tarde una divinidad, del cielo (posiblemente Hathor) con marcados rasgos de fertilidad y maternidad como aparece en la Cosmogonía Heliopolitana. Su símbolo representativo está presente en la iconografía egipcia a partir de la Dinastía I. Su estrecha relación con la deidad cósmica Nut indudablemente se debe a que originalmente ambas participaban en el cumplimiento de las mismas funciones, hecho que más tarde se transluce en el intercambio de papeles, cubriendo el puesto de esposa, hermana, madre o hija, de un dios determinado. Con esta asimilación se pretende remarcar mediante el sincretismo el rol femenino como dualidad. Isis, modelo de madre y esposa, se asoció al trono de Osiris y por lo tanto al trono real, símbolo jeroglífico que porta sobre su cabeza y que forma parte de su propio nombre.

Al igual que Osiris, la iconografía de Isis es numerosa, normalmente la encontramos bajo forma humana aunque también podemos hallarla bajo el aspecto de milano o vestida con cuernos de vaca.

De origen muy antiguo, el dios Seth(1), a diferencia de Osiris, es originario del Sur, de la antigua Nubt, es decir de Ombos (Nagada). Esposo tradicionalmente de Neftis y estéril por naturaleza, es curiosamente nombrado en los “Textos de las Pirámides” (§489) como poseedor de dos esposas, que Wallis Budge interpreta como la diosa Neith, mientras que la otra podría ser Neftis.

Aunque la faceta más popular de esta divinidad es su apariencia negativa, no adquiere esta facultad hasta que el mito heliopolitano se consolida. En opinión de H. Kees pudo ser originariamente un dios del cielo, aunque en mí opinión este criterio requiere un mayor estudio, ya que la implicación de la deidad en cielos empíreos es demasiado confusa y oscura.

Imagen 13-3. Seth

Imagen 13-3. Seth

Su iconografía o al menos el animal con el que tradicionalmente se le representa (imagen 13.3), tampoco nos ofrece ningún tipo de ayuda para esclarecer el primitivo aspecto de la divinidad ya que no ha podido ser identificado, llegando a suponerse que podría tratarse de una bestia fabulosa o un animal hoy extinguido. Otros autores tratan de adivinar la figura de un okapi, un asno o un antílope. El Dr. Ali Radwan identifica a Seth con un asno salvaje procedente de Asia, hoy desaparecido e imposible de domesticar, basándose en la representación de este tipo de animal en algunas mastabas del Reino Antiguo.

Muchos son los monumentos egipcios donde aparece la figura de este dios, en ellos podemos encontrarlo bajo diversos aspectos: el animal fabuloso del que veníamos hablando, un cerdo, un oryx, un hipopótamo al que arponea su eterno enemigo Horus, sobre los muros de Edfú, o un cocodrilo en Epoca Romana. Estos son tan sólo algunos de los variados ejemplos que podemos encontrar.

El indicio más antiguo del dios lo hallamos en un peine de marfil Amratiense, del cementerio predinástico de El-Mahasna y en la tumba H-29 de Nagada, pudiendo ser la deidad principal de este período. En las cerámicas blancas de líneas cruzadas de la clase C y en los sellos reales de Abidos también aparece la figura del dios, cuyo culto más tarde se traslada al Delta Oriental.

Pese a todas las connotaciones negativas Seth también es poseedor de un aspecto positivo, palpable en el hecho de que en los márgenes del Nilo se erigieron templos en su honor, varios reyes hicieron incluir su nombre en el suyo propio (Sethy) o sustituyen al dios Horus en su protocolo para introducir a Seth (Peribsen), que gozó de culto dinástico, además de aparecer en la titulatura de algunas de las reinas que llevan el epíteto de “Aquella que ve a Horus y Seth”. Finalmente, es considerado dios de la guerra y patrono de los frutos y recolecciones obtenidas.

De este modo vamos a analizar algunas de las ocasiones donde Seth desempeña un papel benefactor:

a) En los primeros Serej que conocemos aparecen las figuras de dos dioses Horus como muestra de dualidad, mientras que Jasejemui incluye a Seth en su protocolo sustituyendo a uno de estos dos dioses halcones. Así lleva el título de “Los Dos Poderes están Pacificados” (Horus y Seth).

b) Bajo el reinado de Peribsen se introduce a este dios en el protocolo real relegando a Horus.

c) En los “Textos de las Pirámides” se encuentra igualmente este aspecto benéfico de la divinidad. En §204 aparece mencionado como “Señor del Alto Egipto”, situándolo por encima del resto de los dioses locales del Sur.

d) Es considerado el protector de los cinco nombres del rey.

e) Es un dios venerado por los reyes Hiksos y con las dinastías ramésidas adquiere una importancia capital en el culto real. Ramsés II es calificado como “Hijo de Seth” en una estela de Abu Simbel referente a uno de sus matrimonios.

f) Por otro lado conviene recordar que el cetro Uas que portan los dioses pudiera ser la representación del dios.

g) Con el mismo propósito aparece en las ceremonias de coronación, defendiendo a Ra en su barca o representado junto a Horus en el Sema-Taui, símbolo empleado para representar iconográficamente la consolidación de la unión del Sur y el Norte de Egipto mediante la acción de atar las dos plantas simbólicas: el papiro y el loto.

Es patente por tanto que este dios contradictorio, posee dos aspectos muy diferenciados y totalmente disociables: el positivo junto al eminentemente negativo, que ya mencionábamos al principio de este apartado.

Imagen 13-4. Neftis, Isis y Osiris-Ra. Tumba de Nefertari. XIX Dinastía. Valle de los Reyes

Imagen 13-4. Neftis, Isis y Osiris-Ra.
Tumba de Nefertari. XIX Dinastía. Valle de los Reyes

Finalmente, Neftis (imagen 13-4) es la última divinidad que nos queda por tratar de esta última generación de dioses. Su nombre significa “Señora de la Casa”, jeroglífico que lleva sobre su cabeza. Muy posiblemente Neftis es la clónica de su hermana con la que en ocasiones forma tríada acompañadas por Osiris. No obstante, puede decirse que es una agrupación artificial de los sacerdotes heliopolitanos. Usualmente la encontramos bajo el aspecto de una mujer o de un milano.

Aunque unida a Seth, originariamente debió de ser una divinidad completamente independiente relacionada de algún modo con el fallecido, como se desprende del hecho de que a la momia se la denomine “El Mechón de Neftis”‘. Seth es el dios de la esterilidad enemigo de Osiris, mientras que su esposa Neftis comparte funciones con Isis: la ayuda en la resurrección de Osiris, participa de la tristeza de la diosa y en los textos más tardíos se la menciona como la madre de Anubis, (asimilado a Horus) nacido de las relaciones que esta divinidad tiene con el dios Osiris en un acto que se califica de “confusión”. El papiro mágico Harris II, 7, sq., atribuye también esta maternidad a la diosa, pero un hecho curioso se desprende de que el rol de padre es compartido en algunas ocasiones por los dioses Seth y Osiris, aunque sea el último el que aparece más frecuentemente mencionado.

De cualquier modo, en algunos pasajes de los “Textos de las Pirámides” (§ 1273) parece que los teólogos quisieron subrayar el hecho de que la unión de Seth con Neftis no es veraz. De este modo encontramos como es mencionada “viniendo con su perverso” (Seth) y denominándola “Imitación de Mujer que no tiene Vagina”.


1.- Velde, H. Seth, God of Confusion: a Study of his role in Egyptian mythology and Religion.  Ed Leiden 1977- pp. 13.

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